No corremos de la lluvia
Ni esquivamos a la calle
todas las horas persiguen
a los hijos del alambre
como lobos de la tarde
esperando
Buscamos un cielo entero
de placeres y delicias
por consuelo y providencia
tuvimos malas noticias
los manteles de mañana
son meros sueños
paseando
Las mujeres cosen trapos
los tejados, su hastío
Como mueren las criaturas
mueren las ganas de frío
la muerte se vuelve una suerte
lenta, doliente
al calor de la lumbre
acechando
Nadie nos dijo que acá
podían matarnos los brazos
o podían cortar almas
repartirlas a pedazos
pero los muros vigilan
dicen que los tontos vuelven
y aquí estamos
penitentes
de entre la mierda y los dientes
regresando