Voy caminando y hace frío. El viento me da en plena cara y pecho(s), haciendo ruido, moviendo las ramas y las hojas (las del árbol y las de mi folder, que se van cayendo).Caminito de la UCA, en la peatonal, hay un par de charcos que siempre me trato de saltar porque mis zapatos están jodidos de la suela ( y lo que se dice, "ya hablan"), pero como hay demasiada gente yendo y viniendo tengo que patearlos y mojarme los pies. Ahí está el viejito de siempre pidiendo, con el vasito de durapax lleno de monedas. Algún día le tengo que dar, no puedo ser tan rata.
Los dulces se ofrecen en un armatoste de madera, con dos niveles y separaciones rectangulares. Pienso en que hoy no ando los cincuenta centavos de siempre, y que mi hambre de azúcar se va a tener que ajustar a ello. Tal vez compre un cigarro, pero no creo: ya vi que fumar me pone mala. De repente, un hombre a la par mía. Un poco más alto que yo, una camisa corriente, mochila, tenis. Robusto pero no gordo, moreno. Rostro cuadrado y labios fruncidos. Pienso en el salvadoreño promedio, al que le toca hacer bus, de esos que caminan grandes distancias.
"¿Ajá madrecita, cuánto me va a dar hoy? ¿Cinco, diez dólares? " Risitas nerviosas. La mujer de los hot dogs y la de los pastelitos bromean y se ríen, como saludando a un viejo amigo. La vieja de los dulces, pequeña, curtida, desconfiada por oficio, se hace la desentendida. "Diez dólares déme." "Ahorita no tengo,ai pase después". Lo dice con tono duro. Sentada, sin verlo, mientras recoge basura.
"Ai paso después, madrecita".
Se va. Las dos mujeres hablan entre sí, indignadas, pero murmurando. La vieja no dice nada, sige en lo suyo : sólo frunce el ceño. Debe estarle dando una gran puteada mental. Compro mis dulces, me despachan en silencio. La vida sigue.
Por las noches, a Antiguo la cuidan los perros. Los perros morenos, con tubos en la mano. A las diez, Antiguo se calla y los vigilantes se esconden. El gato se vuelve ratón. El ratón se vuelve perro. El perro de los de arriba; la manada suburbana de los que no pueden ir hacia adelante, mandaderos de los de bien, víctimas del sistema.